La hidra, un ser vivo que puede alcanzar los 1400 años de edad

Los mayores deseos del hombre siempre han estado ligados a sueños imposibles, como la búsqueda de la piedra filosofal, sin embargo, si alguno destaca sobremanera, es  la búsqueda del elixir de la eterna juventud. Innumerables fantasías épicas, y todo tipo de aventuras, han sido llevadas a la gran pantalla, o han inspirado las mejores novelas de autor, todas con ese punto en común, la inmortalidad. El ser humano nace con una cuenta atrás programada, y los minutos, las horas, los días, corren que ni los ves, de lo rápido que pasan. Sin embargo, esto no sucede por un defecto de nuestro organismo, o de cualquier otro ser vivo, sino que obedece a las leyes de la naturaleza, que de esta forma se autorregula. La vida y la muerte forman parte de un mismo juego, y ambos deben coexistir. Lo curioso es que no todas les especies manejan las mismas tasas de longevidad, y esto nos puede dar una pista acerca de cuál podría ser la clave para vivir más años, para aumentar nuestra esperanza de vida.

Que una mosca no viva más que unas semanas es algo lógico, al fin y al cabo no hace otra cosa más que zumbar de un lado a otro, y molestar a los que tiene a su lado. La esperanza de vida de un ser humano ronda los ochenta años, algo insuficiente hoy en día, pues apenas existe tiempo como para emprender proyectos de envergadura. Aunque hay personas cuya vida poco se diferencia de la de esa mosca, y en cuyo caso 80 años es toda una barbaridad, pero no debemos dejarnos guiar por un argumento tan simplista, aun siendo cierto.

La inmortalidad sería un despropósito, y crearía un grave problema a nuestro ya maltrecho planeta, pero la longevidad, sí que es necesaria. Y en ello están trabajando ahora diferentes grupos de investigación repartidos por todo el mundo. El biólogo danés Owen Jones basa sus investigaciones en el estudio de 46 especies diferentes, observando sus tasas de mortalidad y fertilidad. De todas estas especies la más sorprendente es la Hidra, un animal sin órganos ni cerebro, emparentado con las medusas y que habita en los ríos. En condiciones normales, la Hidra (Hydra Vulgaris), puede alcanzar la edad de 1400 años, gracias a su capacidad de sustituir células viejas por células nuevas. Una regeneración celular continúa y que no se debilita con el paso del tiempo. Ah! Y no confundir con la Hidra de Lerna, la hidra de la mitología griega que, por cada cabeza que le cortaban, generaba dos nuevas. Supongo que de ahí le vendrá el nombre.

La clave de esta regeneración celular de la que hace gala la Hidra, y otros organismos, es el gen FOXO, también conocido como Gen de Matusalén (según el Antiguo Testamento de la Sagrada Biblia, Matusalén murió a los 969 años de edad, el hombre más lóngevo de la historia). Un gen que también posee el ser humano, solo que a nosotros no nos funciona con el mismo empeño que a nuestra amiga la Hidra. La pregunta es, ¿podrán los científicos hacer que este gen se ponga las pilas, y trabaje como nos gustaría, alargándonos la vida?

El caso de la Hidra es el más sorprendente, ya que se trata de un ser vivo. Cuando hablamos de longevidad, lo más probable es que lo primero que se nos venga a la cabeza sea un árbol, y es que los árboles durar, duran lo suyo. Probablemente el record se lo lleve un pino que se encuentra en Nevada (Estados Unidos), cuya edad estimada ronda los 5000 años. Este pino se le conoce con el nombre de Arbol Matusalén.

Otros seres de longevidad envidiable, son algunas medusas, como la Turritopsis, en la práctica inmortal, pues cuando alcanza la madurez puede deshacer su proceso de crecimiento volviendo al estado de pólipo, repitiéndolo hasta el infinito. Sin llegar a tanto, también destaca la Almeja de Islandia (Artica Islandica), que puede alcanzar los 500 años de edad, o algunas especies de pez, como el Pez Koi (carpa), con una longevidad aproximada de 200 años, y, como no, las más conocidas y populares por este fenómeno, las tortugas.

Las tortugas son con diferencia los vertebrados más longevos de cuantos existen en nuestros días. Existen casos concretos, como Harriet o Adwaita, tortugas con nombres propios, que alcanzaron los 200 años de edad aproximada.

Es cuestión de tiempo que los científicos den con la clave de la longevidad, si no lo han hecho ya, cosa que no me extrañaría. Algo que, de suceder ¿Sería una bendición, o una maldición? Si hoy en día ya hay problemas para cubrir las pensiones de nuestros mayores, al pobre ministro que lleve el asunto le da un telele, si de repente todos los ancianos logran estirar su esperanza de vida otros 50 años, por decir algo.

Supongo que sería lo de siempre, la longevidad habría que pagarla, y muy cara. Y tampoco se trata de vivir muchos años, sino de vivirlos bien, con salud y energía. Pero una esperanza de vida de, al menos 200 años, la creo totalmente necesaria en un futuro próximo de viajes espaciales y grandes descubrimientos. El hombre necesita más años para dedicarlos al estudio, al conocimiento, y la exploración de habilidades. Obviamente, el hombre de barra de bar, va sobrado con lo que tiene.

Inmortalidad y longevidad, ¿Qué sería de la literatura pulp sin estos conceptos? Puede que pronto dejen de ser pura ficción.