Parásitos de ciencia ficción. Alien Parasites

Nueve ejemplos de parásitos reales que parecen sacados de una película de terror

Puesto que hoy en día están muy de moda los versus tanto en la ficción literaria como en la cinematográfica, me extraña que a estas alturas a nadie se le hubiese ocurrido todavía realizar una obra del estilo Huéspedes VS Parásitos, porque no tendría desperdicio alguno. Es más, ahora que acabo de apuntar la idea, casi mejor la borro, y es que el bicho que llevo dentro quiere devorarla él solito, y quizás, solo quizás, sea capaz de devolverme algún relato pulp a la altura de las circunstancias. En fin, bromas aparte, el artículo que ahora os presentamos viene de aquí: 12 Real Parasites That Control the Lives of Their Hosts. Dicho artículo distingue entre parásitos que se alimentan de sus huéspedes respetando ciertas reglas de convivencia, frente aquellos otros que lo hacen hasta la muerte del mismo, pero sobre todo, saca a la palestra aquellos otros parásitos que lo que hacen es incidir en el comportamiento del huésped, obligándolo a desarrollar una serie de conductas que no le son propias, como por ejemplo el suicidio. Este tipo de parásitos son de gran interés para todo escritor de ciencia ficción, de esto no hay duda. Veamos una lista con nueve de estos terribles parásitos.

1. Hymenoepimecis argyraphaga. Alguien maneja los hilos. Hablamos de una avispa de Costa Rica, cuya hembra, y a efectos de procreación, lo que hace es buscarse una inocente araña (Plesiometa argyra), a la que pincha con su aguijón, paralizándola e inoculándole una larva (huevo, parásito). Esta larva crecerá en el interior de la araña durante dos semanas, alimentándose de ésta, sin que el huésped sea consciente de ello. Al cabo de este tiempo el parásito tomará el control de la araña obligándola a construir una tela en forma de capullo. Una vez dentro la larva sale fuera, devorando a la araña, para posteriormente entrar en fase pupa durante varias semanas, hasta convertirse en una avispa adulta.

2. Toxoplasma gondii. La vida es una obra de ingeniería casi perfecta, y lo es toda su dimensión, desde seres complejos como los humanos, hasta algo tan “niño” como un protozoo parásito, capaz de recurrir a todo tipo de artimañas con tal de sobrevivir. En este caso hablamos del Toxoplasma gondii, cuyo principal huésped son los gatos. Así, cuando se encuentra fuera de ellos, como puede ser por ejemplo, infectando a un ratón, lo que hace el parásito es incidir en el cerebro del mismo, manipulando la producción de dopamina, y así desactivando el miedo innato que estos ratones tienen al olor de los orines de sus depredadores, y no solo eso, sino que además le guste, lo que hace aumentar las posibilidades de que el roedor acabe entre las fauces el minino, y por ello, el parásito alcance al fin su morada feliz, completando así su ciclo.

3. Dicrocoelium. Hablamos de un parásito trematodo que afecta fundamentalmente al hígado de los rumiantes. Este parásito tiene un ciclo vital muy complejo, y además implica a varias especies diferentes. A groso modo, lo que hace es desarrollarse en el hígado de una vaca, por ejemplo, siendo expulsados los huevos por las heces. Estos huevos se los comen los caracoles, donde eclosionan, infectándolo, hasta que el resultado es expulsado de su organismo en forma de bolitas de moco, las cuales a su vez, serán comidas por hormigas, que a diferencia del caracol, no solo resultarán infectadas, sino que también se verá afectado su comportamiento, ya que el parásito obligará a la hormiga a fijarse con sus mandíbulas fuertemente al extremo más alto de la hierba, esperando así ser consumidas por la vaca.

4. Myrmeconema neotropicum: un parásito nematodo propio de zonas tropicales en América del Sur, y que tiende a infectar a la hormiga negra Cephalotes atratus. EL procedimiento es similar a lo que llevamos visto hasta ahora, es decir, para llegar a su huésped natural, que son los pájaros, y asegurarse su ciclo vital, lo que hace es infectar a las hormigas, inflándoles el abdomen como su fuese un globo de color rojo intenso. Además, ralentiza los movimientos de la hormiga, haciendo que de vueltas alrededor de sus compañeras también infectadas. El propósito hacer que ese abdomen parezca una apetitosa baya a la vista de cualquier pájaro.

5. Spinochordodes tellinii, un  nematomorfo parásito que en estado larvario necesita infectar a un saltamontes o grillo, desarrollándose dentro del mismo. Algunas de estas larvas incluso llegan a ser más grandes que el propio huésped, y es entonces, cuando el gusano se encuentra en fase adulta, cuando necesita vivir en el agua para poder reproducirse. Llegado el momento, el parásito altera la conducta del saltamontes, obligándolo a saltar al interior de una charca, donde morirá, mientras que el parásito podrá continuar con su ciclo vital. Este tipo de parásitos, como vemos, se caracterizan por producir conductas suicidas en el huésped.

6. Glyptapanteles. Volvemos con las avispas parasitarias, en este caso una propia de América del Norte, y que también alteran el comportamiento de su huésped, pero en este caso ya no hablamos de conductas suicidas, sino de obediencia y defensa de los intereses del elemento parasitario. Es decir, la avispa inocula un virus en una oruga, así como sus larvas, que crecerán dentro de la oruga, pero sin matarla. La oruga tejerá el capullo donde pupa, ella y las larvas de la avispa, protegiéndolas y alimentándolas como si fuesen sus propios retoños. Finalmente, cuando eclosionan, la oruga muere.

7. Leucochloridium paradoxum: Un gusano parásito que produce lo que se denomina como caracoles zombies. Este gusano se desarrolla en el interior de los pájaros, depositan los huevos en el aparato digestivo. Así, los huevos son expulsados con las heces, y éstas, convenientemente devoradas por algún caracol despistado, que no sabe lo que se le viene encima. El pobre caracol desarrollará el parásito en su interior, el cual terminará instalándose en sus ojos, o antenas, haciéndolas llamativas y brillantes. Tras hacer esto, tomará el control absoluto del caracol, obligándolo a subir a zonas elevadas y visibles, a la espera de que algún pájaro se sienta atraído por el reclamo, y lo devore.

8. Cordyceps unilateralis: Se trata de un hongo entomatógenos, capaz de producir una apocalíptica estampa propia de The Walking Dead. Este hongo infecta a las hormigas, y cuando atrapa a una, la inmoviliza y la consume por dentro. Luego, libera más esporas que hacen lo propio con las hormigas próximas, acabando así con toda la colonia.

9. Scleroderma domestica: Finalmente, uno de mis preferidos, más que nada porque lo conozco muy bien. Éste es un insecto parecido a una hormiga, pero mucho más pequeño, 4mm a lo sumo, de color caoba, y con un aguijón en el abdomen. Y suelen parasitar las larvas de insectos xilófagos, normalmente carcomas. Se introducen en sus galerías, y con el aguijón, les inoculan un veneno así como los huevos, que crecerán en el interior de la carcoma, devorándola desde dentro. Este parásito es muy habitual en las casas, y suele picar al ser humano. Si observas carcoma en la madera de tu casa, y tienes extrañas picaduras que no sabes a qué atribuirlas, probablemente sean de este parásito.

Viendo todos estos ejemplos, queda clara la enorme complejidad de los distintos procesos que sigue todo ser vivo, en este caso los parásitos, para asegurarse la supervivencia, pero también, la duda de por qué no hacer las cosas más sencillas, y es que a veces cuesta entender la necesidad que tiene el parásito para abandonar un cuerpo al que luego necesita volver.

Fuente: 12 Real Parasites That Control the Lives of Their Hosts