El Joker es un explorador del multiverso en busca de la felicidad, y la locura ¡su nave espacial!

Acabo de ver esta película y creo que su recuerdo va estar durante un buen tiempo dando vueltas dentro de mi cabeza. Espero no volverme loco por ello. La verdad, es que no sé ni cómo empezar esta crítica. Quizás tenga que ver con eso del Síndrome de Stendhal, según el cual un espectador pude sufrir un terrible cortocircuito en la azotea, así como un pinchazo en su bomba sanguínea, cuando no es capaz de interiorizar tanta belleza. Vamos, que el éxtasis se te come vivo, y esto es lo que aquí un servidor experimentó según avanzaban las peripecias del Joker. No sé qué pasará en un futuro más o menos próximo, pero creo que esta película supone un punto de inflexión determinante en lo que a los personajes de cómic se refiere, al menos en su concepto de traslación a la gran pantalla. Joker es una película magnífica, fabulosa, y desde luego no es nada fácil analizarla.

Coger un personaje demente, histriónico y tan carismático como es el Joker, y trasladarlo un universo paralelo, quizá alternativo, o vaya usted a saber, donde lo que prima es la realidad, es cuando menos una apuesta sumamente arriesgada y, probablemente, abonada al fracaso, siendo una clara decepción para todas las partes, fans por un lado y neófitos por otro. Todd Phillips, el director de esta obra maestra, parece más un mago que un director de cine, y no solo ha logrado impresionar a todo el mundo, sino que además nos ha metido algo de su Joker en nuestro cerebro; quizás un virus, o quizás algo peor, y ahora todos estamos en peligro, solo que no lo sabemos. Sí, esto es una película de payasos, pero también una obra maestra, y a no ser que padezcas de Coulrofobia, la vas a disfrutar y mucho.

Teorías especulativas

En internet existen diversas teorías que tratan de explicar el final del Joker, o incluso todo el universo creativo en el que se desenvuelven sus peripecias. La mayoría se fundamentan en ambigüedades, rastros, miguitas que el director esparce deliberadamente a lo largo del metraje, sin embargo, creo que la explicación más sencilla es, en este caso, la más acertada. Joker es el retrato de un demente, pero también el de una persona normal como tú y como yo, como todos nosotros, solo que esa «demencia» es la que cobra protagonismo, erigiéndose como fuerza de cambio necesaria e imprescindible para que Arthur Fleck se libere y se convierta en Joker. Es libre cuando se desprende de su camisa de fuerza, el problema es que no todo lo que sale, es precisamente bueno. El Joker es como la Caja de Pandora; maldad en estado puro, pero no es algo malo, porque es algo natural. El bien y el mal son conceptos que pueden variar por completo según la perspectiva.

Sea como fuere, en esta película nada es casual. De todas las teorías que circulan por la red hay una, en concreto, que apunta maneras según la información que me ha llegado por debajo de la mesa [guiño]. Al menos en un principio sí que existía un planteamiento original, aunque ahora veo difícil que se pueda llevar a cabo, al menos de la forma en la que se había concebido. Desde hace ya tiempo planea la posibilidad sobre Hollywood de crear un universo compartido entre los personajes de Marvel, es decir, sus Vengadores, y los de la Warner, o lo que es lo mismo, La Liga de la Justicia. Parece ser que uno de los guionistas de la Warner, amigo de Todd, tenía un plan al respecto, y un nuevo Joker sería el nexo entre ambos mundos. La idea cobró más fuerza si cabe tras el capítulo de Los Vengadores, donde se presentó abiertamente un multiverso y viajes en el tiempo gracias a las «gemas del infinito». Aquí se abrieron enormes posibilidades, y Todd podría incluir ciertas puertas abiertas a que esta posibilidad fraguase. Sin embargo, al final su apuesta resulto, quizás, demasiado personal, y su libertad creativa le llevó a construir algo que sorprendió tanto a propios como extraños, saltándose a la torera algunas directrices de los mandamases. Ahora bien, dado el enorme éxito que ha alcanzado, quizás en Marvel Studios, los más reticentes, se estén pensando en desempolvar los viejos planes de un universo compartido; un tema delicado que lleva tiempo de un lado para otro como si fuese una pelota de ping pong.

El Joker. Un nuevo mundo por descubrir.

Dejando a un lado las principales teorías especulativas, y centrándonos en este nuevo «Joker», lo primero que debemos señalar es la naturaleza tangible, realista y, porque no decirlo, también vulgar que arroja el protagonista, Arthur Fleck —interpretado magistralmente por Joaquin Phoenix—. Arthur es un desecho de la sociedad, pero no lo es más, ni tampoco menos, que cualquier otro, pues la sociedad está forjada a base de desechos, mentiras y desgracias. Y aquí es donde se entrelazan diferentes mensajes revulsivos, en contra de aquellos que dictan las normas y que dan razón de ser a la naturaleza putrefacta de la sociedad; el estiércol donde prospera la riqueza de los poderosos, y esto, si ya de por sí representa un mensaje peligroso, aún lo es más la forma que el Joker, convertido en antihéroe, adopta con el objeto, no premeditado, de revertir el orden establecido.

La enfermedad mental es la piedra angular de esta película, y quizás la locura sea el único camino para alcanzar a comprender la verdad que nos rodea. El devenir de los sucesos resulta terrorífico, y ningún otro Joker como el interpretado por Joaquin Phoenix, ha sido capaz de transmitir una sensación de horror igualable. Aquí no hay elementos fantásticos, sino un hombre cualquiera, pero que, gracias a su trastorno mental, su conducta no está supeditada por el orden social establecido. Él es un payaso, de la misma forma que Travis Bickle —Robert De Niro— era un taxista en la mítica «Taxi Driver» de Martin Scorsese; ambos son el mismo tipo de personajes. Tanto el uno como el otro solo quieren encontrar su sitio, ser normales, pero cada paso que dan en esa dirección, termina llevándolos en otra muy distinta, plagada de muerte y destrucción.

Y este es otro detalle magnifico de la película. El Joker es un explorador en busca de su destino. Él nunca sabe qué es lo que va a pasar. Su plan inicial probablemente fuese el suicidio en directo, pero esto es un hecho cambiante. Aunque puede que todo sea una mera ilusión, una fantasía del protagonista que, o bien comienza cuando él abandona su medicación por imperativo legal, o bien está presente a lo largo de todo el metraje, y entonces la realidad sería que el Joker nunca había abandonado el manicomio; otra de las teorías más plausibles que circulan por internet.

Sin embargo, puede que esta película no sea del agrado de aquellos fans que busquen sentirse identificados con el Joker al que estamos acostumbrados, tanto en el cine, como en los comics. La Gotham City de Todd Phillips ni es gótica, ni es el lugar apropiado para un Batmovil. Aquí no hay lugar para artefactos imposibles, piruetas de Kung-fu, o la estética recargada que caracteriza al personaje. No, nada de eso. Este Joker es diferente; este Joker puede ser cualquiera y no una mente criminal privilegiada; por lo tanto, su némesis, Batman, también debería ser un personaje distinto, y no uno capaz de medirse con Superman o alienígenas venidos del espacio. Cada uno tiene su mundo, su universo, y no se deben mezclar. Detalle este que, de primeras, invalida la teoría de un universo compartido DC-Marvel; y es que Todd, quizás, hizo una interpretación del mito mucho más personal de lo que cabría esperar.

Los personajes que acompañan al Joker

Hay varios personajes clave que explican la conducta del Joker. El primero es la psicóloga o trabajadora social, que representa el nexo, el vínculo que Arthur Fleck necesita para ser «normal». Este personaje aparece al principio y al final de la película. La imagen de cierre, nítidamente blanca, con las manchas rojas de sangre en el suelo, deja perfectamente claro cómo ha evolucionado el concepto. Los otros personajes clave son su madre, cuya muerte es necesaria para sentirse liberado de la atadura moral que ella representa, y finalmente denigrante tras descubrir su terrible secreto; luego está su vecina, que representa la esperanza de una vida normal, obviamente frustrada; los tres brókers que asesina, el detonante; sus compañeros de trabajo, que utiliza para mostrarnos su particular código ético que toda conducta necesita por muy malévola o despiadada que sea; y, por último, el periodista interpretado por Robert De Niro, que identifica como su objetivo, imprescindible para darle sentido y significado a su conducta. Todo lo demás es fortuito. No existe un plan B, solo una cascada de sucesos. Su objetivo no es convertirse en el Joker, pero una vez esto sucede (encumbrado por la muchedumbre), le gusta y descubre que, precisamente, eso era lo que llevaba buscando toda su vida. Y entonces se siente feliz; ríe de felicidad, y lo hace porque al fin es libre. Libre de verdad, y que esté recluido en el manicomio de Arkham es solo un hecho circunstancial. Esto sí que da miedo. Mención a parte al muchacho, Bruce Wayne, su némesis, el ángel vengador a quien un repentino equilibrio de fuerzas le deja huerfano y con el corazón vacío, tanto o más que el Joker al inicio de su periplo.

Conclusiones

El mensaje final es que cualquiera de nosotros puede convertirse en un Joker, y esto es realmente terrorífico. Puede que ese compañero con el que vas al gimnasio, trabajas, o sales de fiesta, sea un Joker en potencia y no lo sepas. La verdad es que esta película, dado su planteamiento, me ha recordado profundamente a la novela «Historias de una Puta Braga», ya que ambos personajes protagonistas, en busca de la verdad, muestran demasiadas cosas en común; y la locura es el único medio para desvelar la verdadera esencia de las cosas.

No hay duda de que Joaquin Phoenix ha nacido para este papel, y supongo que todos nosotros nos lo imaginamos ya en la ceremonia de los «Premios Oscar», perfectamente caracterizado y marcándose su famoso bailecito mientras recoge el galardón que le corresponde, el de mejor actor. ¿Verdad? Es más, todos los asistentes deberían portar una máscara de payaso, como símbolo de reconocimiento.

Este nuevo «JOKER» es el comienzo de un universo alternativo, ya se verá si compartido, y a ver a dónde nos lleva; de lo que no hay duda es de que supone un punto de inflexión muy importante en las películas de superhéroes.

Se avecinan grandes cambios y nuevos tiempos. Nosotros, por la parte que nos toca, permaneceremos expectantes.

Película muy recomendable. No dejes de verla. Te gustará.